Ser emocionalmente emprendedor va más allá de tener habilidades empresariales convencionales. Implica una mentalidad resiliente, una capacidad para gestionar el estrés y las emociones, y una disposición para adaptarse a los desafíos del camino empresarial. En el mundo competitivo de los negocios, la inteligencia emocional es tan importante como el conocimiento técnico o la experiencia.
En primer lugar, ser emocionalmente emprendedor implica una gran autoconciencia. Esto significa entender tus propias emociones, fortalezas y debilidades, así como cómo influyen en tus decisiones y acciones empresariales. Al estar consciente de tus emociones, puedes gestionarlas de manera efectiva, lo que te permite mantener la calma bajo presión y tomar decisiones informadas.
Iniciemos la semana con una invitada excelente, Ana Guillén nos visita en este lunes 22 para compartirnos temas increíbles dedicados al emprendimiento
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